Es muy tarde. No dejo de escuchar ladrar violentamente a esos perros… Me pregunto qué hora será. Al cabo de un rato suenan campanas de la iglesia... las dos de la madrugada. Y los perros siguen, ala que pasa un coche con música a todo volumen, y luego otro pitando. Vaya con los perritos, ya pueden ir con la fiesta a otro lado. Las tres…Me acurruco en mi saco de dormir. Mi cabeza sí que está hecha un raid de preocupaciones, pensamientos, y temores. ¿me encontraré mejor del resfriado? ¿podré dar la talla? ¿metí al final las zapatillas de correr en la bolsa? ¿y el casco de la bici? Venga, duérmete ya que son las tantas y entre el resfriado y el no dormir vas a ir fina mañana…
Unas cuantas vueltas más en el saco y horas y minutos después ya estamos cogiendo la documentación antes de la carrera.
Estamos en aventura, vamos dos chicas y un chico. Al chico lo conozco de hace poco por el club, menos mal que fuimos algunos días con las flacas a entrenar entre semana y ya tengo algo de confianza con él. La otra chica no hace ni doce horas que la conozco. Pero ahí está y parece simpática, también es novata, pero igual de ilusionada que yo.
Hemos quedado que el “miembro” del equipo es el que aguantará todo el raid. Lo mío es la bici, me siento como pez en el agua con ella, lo de mi compañera es el correr, así que no tendremos disputas de quién hace qué. Está todo claro.
Dan el pistoletazo de salida, salen ellos dos. Yo paso el tiempo con la bici dando vueltas por aquí y por allá a la espera de darlo todo. Se me he hacen eternos los minutos, hasta que veo llegar los primeros corredores. Ahí ya empiezo a ponerme nerviosilla, las pulsaciones se aceleran, que voy, que voy que voy!!!
Y ya estamos dándole a las bielas. Madre mía qué de gente, primeras balizas, ¿Qué signo era este para indicar la baliza? ¿un criadero de serpientes? ¿una fábrica de palillos? Venga, que tú esta la sabes…hmmm ¡Agua! ¡Algo que tiene agua! ¡Al lado de un camino! ¡Un regato! Lo sé lo sé lo sé:
¡UN REGATO EN EL CAMINO! -Le grito orgullosa a mi compi cuando me pregunta donde está la baliza.
Solo me faltaba pavonearme orgullosa por responder a la pregunta, pero, acabo simulando ser ”pofesioná”, sigo dando pedales con aires de “Hmm, lo sabía, lo sabía”
El recorrido de esta sección se me hizo corto. A día de hoy lo único que recuerdo es que bajando levanté un pedrolo con la bici que me rebotó en toda la espinilla y me salió un chichón que tardará días en curarse.. y que me pinché un dedo con un alambre de espino, que estuvo sangrando un buen rato. Si, lo sé, ser algo torpilla es una de mis virtudes.
Toca el relevo de mi compi, vuelve a correr ella. Me quedo en la transición (creo que se llama así, a partir de ahora le llamaré el purgatorio, porque estás que no estás, que descansas sí pero que te quieres mover también)
Al principio un poco cortada, tanta gente a su aire, charlando, yo no conozco a nadie por ahí, pero..o una de dos, o me quedo una hora y pico mas sola que la una o me guardo las vergüenzas y salgo a conocer gente… ¡que quedarse callada una hora y pico sí que es penitencia y saco la cotorra que hay en mí!
Tal cual, el grupillo con el que empecé a relacionarme es supermajo. De hecho nos dimos cuenta que habíamos hablado unas semanas antes en una carrerilla para orientación (mis primeros pinitos) y nos hizo gracia el detalle. Fue un gustazo estar de charla, incluso me invitaron a tomar un cafetín que no sentó nada mal. ¡Muchas gracias, de verdad!
Entre pitos y flautas, van llegando corredores. Ya empieza a acelerarse el corazón, pero sigo observando atenta por si veo aparecer a mi equipo. Estoy llena de energía, voy a darlo todo.
Y dando pedales me veo, sube, baja, gira, baja baja baja Ole que bajadita más mona, curva y sube. Esto ya no me gusta tanto, ale molinillo, dale dale dale, gotita de sudor por aquí, gotita de sudor por allá, jodofloro qué calor, y las dos de la tarde! Alaa que sube más.. Me quedo atrás, miro como con pucheritos como una niña pequeña a mi compi mientras escucho sólo mi respiración acelerada y le digo que me eche un cable. Y vaya si me lo echa. Desde la tija de su bicicleta hay algo como una antenita que la conecta a la dirección de mi bici y tira algo de mí. No sé si es psicológico, o si realmente está tirando, pero saco fuerzas y le sigo dando al pedal, ya no soy yo sola la que pedalea, y no quiero cansar a mi compañero, venga, tira Anita!
Ya estamos en cambio de modalidad. Aquí toca dejar las bicis, cambiar de calzado y… a correr!
Vale, sí, habéis leído que mi compañera se dedicaba a correr, pero aquí no nos podemos relevar, normas de la carrera el cambio toca en el kayak. Por varias razones quedamos en que esta sección la corría yo.
Madre mía. Que sea poco lo que se tenga que correr, o trekkinear o como se llame. Madre mía, que estamos en lo alto del monte y hay que bajar ahí abajo. Madre mía qué lejos, esto es más de lo que pensaba que me tocaba correr, ¿A que voy y peto (peto, del verbo petar, significado no incluido en la RAE que significa estropearse, colapsar, dar una pájara, quedarme “off”)?
Corriendo cuesta abajo, recuerda que todo lo que baja sube ¿o era al revés? Y venga a pasar gente a fuego... Para mis adentros pensaba, menuda bajada más chula por aquí con tanta roca para la bici, pero me cago en el elemento al que se le ocurrió para hacerlo a pié. En cualquiera de estas me regalo un esguince como mínimo.
Sopla, resopla, sopla, resopla, el corazón bombeando y relaja que el umbral aeróbico te lo has dejado en aquella rama quemada. ¡Mi hiperventilación y yo vamos a tope!
Aviso al compi:
“Oye que voy a recuperar un poco, voy andando”... (y santa paciencia que tiene el pobre, que aguanta todos mis sprints y mis modo “caracol on”, y os vuelvo a recordar que soy NOVATAAA)
El último tramo subidón de escaleras hasta el embalse. Allí está esperándonos Margarita la kayakista, le doy un abrazo de ánimo, es mutuo y me arrastro hasta una pared para poder escurrirme y sentarme. Los pierdo de vista. Me hubiera encantado levantarme ver como salen dando paladas pero no puedo, no estoy tan fresca como antes. Y mala chispa lleven a mis piernas que empiezan los calambres. Al primer síntoma empiezo a comer todo tipo de geles y barritas de glucosa que tengo en la mochila. Bebo sin moderación, pues ya tuve algún encontronazo con el tubo de la bolsa de agua que no quería darme de beber en la carrera. Necesito hidratarme. Y luego mendigo como alma en pena, a la gente que tengo a mi alrededor si tienen algo para llevar a la boca. Y sale SuperRita, la chica tan maja con la que estuve hablando en el purgatorio, ofreciéndome unas almendras.
Ya no tengo tantas ganas de que esta vez lleguen pronto mis compis. Aquí sentada estoy de maravilla, y basta que piense eso que ya hacen acto de presencia. Levanto mi pesado culo, mis pesadas piernas y mi pesada mochila, y arrancamos al trote hacia las bicis. “Hoxe morro” pienso una y otra vez.
La subida hasta las bicis es jodidamente dura. Casi vertical y me viene a la cabeza un consejo que me daban mis amistades cuando empezaba con lo de la bici: “Cuando veas una cuesta con mucha pendiente, no la mires, agacha la cabeza y avanza como puedas” y cuanto peor iba, más me decía no mires arriba, no mires arriba. Gon....za... respiro, Gonzalooo paraparapara que no doy. Gonzalo mira para un lado y para otro y quita ramas de un palo. Me lo ofrece. Para mis adentros pienso ¿Para qué quiero yo un bastón? Lo agarro y él no lo suelta. Ya lo pillo, otra vez me ofrece su ayuda. Agradecida, seguimos subiendo, aunque ya no sé si soy muy objetiva, él más bien sube y tira y yo... me dejo arrastrar.
Falta poco, ya estamos casi, mis piernas vuelven a la vida, la pendiente se suaviza y Oh mondié, soltamos el palo y Gonzalo lo tira junto a otro montón de palos, jejeje, está visto que no somos los primeros en hacer esto.
Me pregunta, ¿Puedes trotar? Miro para mis piernas, arañadas, sangradas, manchadas de carbón, sudadas y llenas de polvo y le respondo que sí. (No lo tengo muy claro en mis adentros, pero es cuesta abajo, allí está mi queridísima bici y tengo que intentarlo, no puedo decir que no)
Bajamos al trote, vamos adelantando a equipos que van andando, yo solo tengo la mente puesta en llegar a la bici, que es mi terreno.
Y efectivamente, llegamos y de la alegría, acaricio la bici y la monto a fuego, y el mejor regalo que pudo hacerme el raid, una PEDAZO BAJADA DISFRUTONA PARA LA BICI. Se me dispara la adrenalina, vuelvo a nacer, vuelvo a sentirme viva, estoy aquí para esto, es como un videojuego cuando consigues armas, plus de vida y extra de fuerza ARGGGHHHHH ESTOY VIVAAAAAAAAA Más ánimos y más energía cuando vamos adelantando a los demás equipos, ¡¡parecemos comecocos!!, Me siento más fresca que cuando empezé¿ o será todo el azúcar que me ha subido de golpe?
Luego toca un tramo golosón de "subibaja" acompañando al río. Aprovecho para bromear un rato y gritar varias veces imitando a una criatura pequeña si falta mucho para llegar, que cuanto queda, que si falta mucho otra vez...
Algún problemilla que otro como tener que pasar a nivel por encima de las rodillas por el río arrastrando la bici (todo sea por no volver atrás hasta el puente y perder tiempo) Buahhh eso no lo hice nunca, siempre me descalzé, o busqué una alternativa, pero esto es un RAID! No hay tiempo para mariconadas, o se cruza el río o se cruza!!
Con los calcetines y las zapatillas empapadas, vuelvo a montar, joer que sensación más asquerosa! Pero no hay tiempo para sentir otra cosa que darlo todo, es el sprint final, quema todo lo que tengas, Anita.
Y así lo hago, Gonzalo y yo adelantamos a gente fibrosa en bicicleta, meto plato grande, piñón pequeño y a fuego, y no me pillan, y... me crezco... y mm.... mmmierda! Cuesta arriba!! No no nono, todo el esfuerzo a la mierda, me van adelantando los adelantados, me quedo retrasada, pero mira, vuelve otra vez llaneo, y vuelvo a adelantarlos, y así una y otra vez ¿Pero a qué estamos jugando? ¿Al yo-yo?
Por fin llegamos a meta, después de localizar todas y cada una de las balizas (incluso alguna de más que eran para los de élite, pero la emoción, en fin..) Por fin. Ya era hora, se terminó el sufrimiento ¿o no?
Pues no.. quedaba lo peor.
Gritos de angustia, de dolor se escuchan ya en la oscuridad, Dios mío, ¿Qué ocurre? Nunca en mi vida tales agonías se respiraron en el ambiente. Hombres sollozando, pero ¿Qué demonios ocurre?
Llego al pasillo de la muerte, oscuridad, humedad, los gritos están al otro lado de la pared. Abro la puerta que me corresponde y mis sospechas son confirmadas.
¡¡¡¡¡¡NO QUEDA AGUA CALIENTE!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Hiperventilo, joder, estoy debajo de la ducha, miro el grifo, joder joder joder JODER!!! Doy saltitos, me cago en la puta... joder... abro el grifoy me escapo del chorro.. Joder joder joder joder
cierro el grifo, unadosytres, no puedo... unadosytres, venga, con toda la cabeza y la menelasa, joder joder joder QUÉ FRIAAAAAAAAAAAAAAA cierro de grifo. Me enjabono. Joder joder joder, que enjuagarse es lo peor, Primer intento: no puedo, joddderrrrrrrrr me meto debajo, hiperventilo otra vez, venga venga venga venga, le pregunto a una chica si tengo aún jabón en la cabeza, y es que aunque me diga que sí, así me voy, no puedo más, la peor prueba de todo el raid ha sido este, pero lo conseguí,
¡¡¡¡PRUEBA REALIZADA!!
Zumitos, cocacolas, bicas, callitos, felicitaciones, contar anécdotas y para casa..
¿Masoquismo? No lo sé, pero ya estoy impaciente por la siguienteEEEEAAATTTCHHHUAAA!!!
;)