jueves, 12 de abril de 2012

CRÓNICA DE MI PRIMER RAID 24 DE MARZO DE 2012 (Liga gallega de raids de aventura - II Raid de Xermade)




Es muy tarde. No dejo de escuchar ladrar violentamente a esos perros… Me pregunto qué hora será. Al cabo de un rato suenan campanas de la iglesia... las dos de la madrugada. Y los perros siguen, ala que pasa un coche con música a todo volumen, y luego otro pitando. Vaya con los perritos, ya pueden ir con la fiesta a otro lado. Las tres…Me acurruco en mi saco de dormir. Mi cabeza sí que está hecha un raid de preocupaciones, pensamientos, y temores. ¿me encontraré mejor del resfriado? ¿podré dar la talla? ¿metí al final las zapatillas de correr en la bolsa? ¿y el casco de la bici? Venga, duérmete ya que son las tantas y entre el resfriado y el no dormir vas a ir fina mañana…

Unas cuantas vueltas más en el saco y horas y minutos después ya estamos cogiendo la documentación antes de la carrera.

Estamos en aventura, vamos dos chicas y un chico. Al chico lo conozco de hace poco por el club, menos mal que fuimos algunos días con las flacas a entrenar entre semana y ya tengo algo de confianza con él. La otra chica no hace ni doce horas que la conozco. Pero ahí está y parece simpática, también es novata, pero igual de ilusionada que yo.

Hemos quedado que el “miembro” del equipo es el que aguantará todo el raid. Lo mío es la bici, me siento como pez en el agua con ella, lo de mi compañera es el correr, así que no tendremos disputas de quién hace qué. Está todo claro.

Dan el pistoletazo de salida, salen ellos dos. Yo paso el tiempo con la bici dando vueltas por aquí y por allá a la espera de darlo todo. Se me he hacen eternos los minutos, hasta que veo llegar los primeros corredores. Ahí ya empiezo a ponerme nerviosilla, las pulsaciones se aceleran, que voy, que voy que voy!!!
Y ya estamos dándole a las bielas. Madre mía qué de gente, primeras balizas, ¿Qué signo era este para indicar la baliza? ¿un criadero de serpientes? ¿una fábrica de palillos? Venga, que tú esta la sabes…hmmm ¡Agua! ¡Algo que tiene agua! ¡Al lado de un camino! ¡Un regato! Lo sé lo sé lo sé:

¡UN REGATO EN EL CAMINO! -Le grito orgullosa a mi compi cuando me pregunta donde está la baliza.

Solo me faltaba pavonearme orgullosa por responder a la pregunta, pero, acabo simulando ser ”pofesioná”, sigo dando pedales con aires de “Hmm, lo sabía, lo sabía”

El recorrido de esta sección se me hizo corto. A día de hoy lo único que recuerdo es que bajando levanté un pedrolo con la bici que me rebotó en toda la espinilla y me salió un chichón que tardará días en curarse.. y que me pinché un dedo con un alambre de espino, que estuvo sangrando un buen rato. Si, lo sé, ser algo torpilla es una de mis virtudes.

Toca el relevo de mi compi, vuelve a correr ella. Me quedo en la transición (creo que se llama así, a partir de ahora le llamaré el purgatorio, porque estás que no estás, que descansas sí pero que te quieres mover también)

Al principio un poco cortada, tanta gente a su aire, charlando, yo no conozco a nadie por ahí, pero..o una de dos, o me quedo una hora y pico mas sola que la una o me guardo las vergüenzas y salgo a conocer gente… ¡que quedarse callada una hora y pico sí que es penitencia y saco la cotorra que hay en mí!

Tal cual, el grupillo con el que empecé a relacionarme es supermajo. De hecho nos dimos cuenta que habíamos hablado unas semanas antes en una carrerilla para orientación (mis primeros pinitos) y nos hizo gracia el detalle. Fue un gustazo estar de charla, incluso me invitaron a tomar un cafetín que no sentó nada mal. ¡Muchas gracias, de verdad!

Entre pitos y flautas, van llegando corredores. Ya empieza a acelerarse el corazón, pero sigo observando atenta por si veo aparecer a mi equipo. Estoy llena de energía, voy a darlo todo.

Y dando pedales me veo, sube, baja, gira, baja baja baja Ole que bajadita más mona, curva y sube. Esto ya no me gusta tanto, ale molinillo, dale dale dale, gotita de sudor por aquí, gotita de sudor por allá, jodofloro qué calor, y las dos de la tarde! Alaa que sube más.. Me quedo atrás, miro como con pucheritos como una niña pequeña a mi compi mientras escucho sólo mi respiración acelerada y le digo que me eche un cable. Y vaya si me lo echa. Desde la tija de su bicicleta hay algo como una antenita que la conecta a la dirección de mi bici y tira algo de mí. No sé si es psicológico, o si realmente está tirando, pero saco fuerzas y le sigo dando al pedal, ya no soy yo sola la que pedalea, y no quiero cansar a mi compañero, venga, tira Anita!

Ya estamos en cambio de modalidad. Aquí toca dejar las bicis, cambiar de calzado y… a correr!

Vale, sí, habéis leído que mi compañera se dedicaba a correr, pero aquí no nos podemos relevar, normas de la carrera el cambio toca en el kayak. Por varias razones quedamos en que esta sección la corría yo.

Madre mía. Que sea poco lo que se tenga que correr, o trekkinear o como se llame. Madre mía, que estamos en lo alto del monte y hay que bajar ahí abajo. Madre mía qué lejos, esto es más de lo que pensaba que me tocaba correr, ¿A que voy y peto (peto, del verbo petar, significado no incluido en la RAE que significa estropearse, colapsar, dar una pájara, quedarme “off”)?

Corriendo cuesta abajo, recuerda que todo lo que baja sube ¿o era al revés? Y venga a pasar gente a fuego... Para mis adentros pensaba, menuda bajada más chula por aquí con tanta roca para la bici, pero me cago en el elemento al que se le ocurrió para hacerlo a pié. En cualquiera de estas me regalo un esguince como mínimo.

Sopla, resopla, sopla, resopla, el corazón bombeando y relaja que el umbral aeróbico te lo has dejado en aquella rama quemada. ¡Mi hiperventilación y yo vamos a tope!

Aviso al compi:

“Oye que voy a recuperar un poco, voy andando”... (y santa paciencia que tiene el pobre, que aguanta todos mis sprints y mis modo “caracol on”, y os vuelvo a recordar que soy NOVATAAA)

El último tramo subidón de escaleras hasta el embalse. Allí está esperándonos Margarita la kayakista, le doy un abrazo de ánimo, es mutuo y me arrastro hasta una pared para poder escurrirme y sentarme. Los pierdo de vista. Me hubiera encantado levantarme ver como salen dando paladas pero no puedo, no estoy tan fresca como antes. Y mala chispa lleven a mis piernas que empiezan los calambres. Al primer síntoma empiezo a comer todo tipo de geles y barritas de glucosa que tengo en la mochila. Bebo sin moderación, pues ya tuve algún encontronazo con el tubo de la bolsa de agua que no quería darme de beber en la carrera. Necesito hidratarme. Y luego mendigo como alma en pena, a la gente que tengo a mi alrededor si tienen algo para llevar a la boca. Y sale SuperRita, la chica tan maja con la que estuve hablando en el purgatorio, ofreciéndome unas almendras.

Ya no tengo tantas ganas de que esta vez lleguen pronto mis compis. Aquí sentada estoy de maravilla, y basta que piense eso que ya hacen acto de presencia. Levanto mi pesado culo, mis pesadas piernas y mi pesada mochila, y arrancamos al trote hacia las bicis. “Hoxe morro” pienso una y otra vez.

La subida hasta las bicis es jodidamente dura. Casi vertical y me viene a la cabeza un consejo que me daban mis amistades cuando empezaba con lo de la bici: “Cuando veas una cuesta con mucha pendiente, no la mires, agacha la cabeza y avanza como puedas” y cuanto peor iba, más me decía no mires arriba, no mires arriba. Gon....za... respiro, Gonzalooo paraparapara que no doy. Gonzalo mira para un lado y para otro y quita ramas de un palo. Me lo ofrece. Para mis adentros pienso ¿Para qué quiero yo un bastón? Lo agarro y él no lo suelta. Ya lo pillo, otra vez me ofrece su ayuda. Agradecida, seguimos subiendo, aunque ya no sé si soy muy objetiva, él más bien sube y tira y yo... me dejo arrastrar.

Falta poco, ya estamos casi, mis piernas vuelven a la vida, la pendiente se suaviza y Oh mondié, soltamos el palo y Gonzalo lo tira junto a otro montón de palos, jejeje, está visto que no somos los primeros en hacer esto.

Me pregunta, ¿Puedes trotar? Miro para mis piernas, arañadas, sangradas, manchadas de carbón, sudadas y llenas de polvo y le respondo que sí. (No lo tengo muy claro en mis adentros, pero es cuesta abajo, allí está mi queridísima bici y tengo que intentarlo, no puedo decir que no)

Bajamos al trote, vamos adelantando a equipos que van andando, yo solo tengo la mente puesta en llegar a la bici, que es mi terreno.

Y efectivamente, llegamos y de la alegría, acaricio la bici y la monto a fuego, y el mejor regalo que pudo hacerme el raid, una PEDAZO BAJADA DISFRUTONA PARA LA BICI. Se me dispara la adrenalina, vuelvo a nacer, vuelvo a sentirme viva, estoy aquí para esto, es como un videojuego cuando consigues armas, plus de vida y extra de fuerza ARGGGHHHHH ESTOY VIVAAAAAAAAA Más ánimos y más energía cuando vamos adelantando a los demás equipos, ¡¡parecemos comecocos!!, Me siento más fresca que cuando empezé¿ o será todo el azúcar que me ha subido de golpe?

Luego toca un tramo golosón de "subibaja" acompañando al río. Aprovecho para bromear un rato y gritar varias veces imitando a una criatura pequeña si falta mucho para llegar, que cuanto queda, que si falta mucho otra vez...

Algún problemilla que otro como tener que pasar a nivel por encima de las rodillas por el río arrastrando la bici (todo sea por no volver atrás hasta el puente y perder tiempo) Buahhh eso no lo hice nunca, siempre me descalzé, o busqué una alternativa, pero esto es un RAID! No hay tiempo para mariconadas, o se cruza el río o se cruza!!

Con los calcetines y las zapatillas empapadas, vuelvo a montar, joer que sensación más asquerosa! Pero no hay tiempo para sentir otra cosa que darlo todo, es el sprint final, quema todo lo que tengas, Anita.

Y así lo hago, Gonzalo y yo adelantamos a gente fibrosa en bicicleta, meto plato grande, piñón pequeño y a fuego, y no me pillan, y... me crezco... y mm.... mmmierda! Cuesta arriba!! No no nono, todo el esfuerzo a la mierda, me van adelantando los adelantados, me quedo retrasada, pero mira, vuelve otra vez llaneo, y vuelvo a adelantarlos, y así una y otra vez ¿Pero a qué estamos jugando? ¿Al yo-yo?

Por fin llegamos a meta, después de localizar todas y cada una de las balizas (incluso alguna de más que eran para los de élite, pero la emoción, en fin..) Por fin. Ya era hora, se terminó el sufrimiento ¿o no?

Pues no.. quedaba lo peor.

Gritos de angustia, de dolor se escuchan ya en la oscuridad, Dios mío, ¿Qué ocurre? Nunca en mi vida tales agonías se respiraron en el ambiente. Hombres sollozando, pero ¿Qué demonios ocurre?
Llego al pasillo de la muerte, oscuridad, humedad, los gritos están al otro lado de la pared. Abro la puerta que me corresponde y mis sospechas son confirmadas.

¡¡¡¡¡¡NO QUEDA AGUA CALIENTE!!!!!!!!!


¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Hiperventilo, joder, estoy debajo de la ducha, miro el grifo, joder joder joder JODER!!! Doy saltitos, me cago en la puta... joder... abro el grifoy me escapo del chorro.. Joder joder joder joder

cierro el grifo, unadosytres, no puedo... unadosytres, venga, con toda la cabeza y la menelasa, joder joder joder QUÉ FRIAAAAAAAAAAAAAAA cierro de grifo. Me enjabono. Joder joder joder, que enjuagarse es lo peor, Primer intento: no puedo, joddderrrrrrrrr me meto debajo, hiperventilo otra vez, venga venga venga venga, le pregunto a una chica si tengo aún jabón en la cabeza, y es que aunque me diga que sí, así me voy, no puedo más, la peor prueba de todo el raid ha sido este, pero lo conseguí,

¡¡¡¡PRUEBA REALIZADA!!


Zumitos, cocacolas, bicas, callitos, felicitaciones, contar anécdotas y para casa..

¿Masoquismo? No lo sé, pero ya estoy impaciente por la siguienteEEEEAAATTTCHHHUAAA!!!
;)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Por fin he superado mi miedo AVALANCHA


Seis dias antes.
-José, no saltes que la semana que viene tenemos lo de Manzaneda.
-Tranquila, yo controlo.
Viernes 3.
José lleva un esguince del quince por lo que estoy más sola que la aceituna del martini en esto de la avalancha. Al menos se ha ofrecido a hacerme de chico-para-todo. Que se joda, haberme hecho caso.
Hace 4 años tuve una mala experiencia en mi primera avalancha en el mismo sitio y la verdad es que estoy aterrada. Me dejé el peroné en un salto. Aunque claro, por aquel entonces montaba una bici rígida con 7cm. de horquilla y llevaba un mes en esto de la bici… ¡Que atrevida es la ignorancia!
Esta vez va a ser distinto; llevo 16cm. de suspensión delante y detrás (más vale que sobre…), 4 años y dos meses (suena a condena) pedaleando , y respecto a lo de la ignorancia… mejor vamos a dejarlo en tablas.
Pero vamos, que el devaneo mental de lo del peroné no me lo quito ni con salfumán. Llevo dos semanas taladrando a mis amigos a través del facebook con preguntas de todo tipo para que me tranquilicen y por más que lo intentan yo a lo mío; a comerme el tarro. Soy así. Para colmo la intranquilidad no me está dejando dormir así que voy por la vida medio zombie y abusando de la valeriana.
Dormimos en Puebla de Trives, en una casita rural que tenemos alquilada para el fin de semana. Bueno… duerme José. Yo me dedico a dar vueltas en la cama. Quiero que empiece, pero no quiero que empiece.. (odio ser bipolar, es una sensación fantástica).
Sábado 4.
Suena la alarma a las 8:30. En media hora está todo preparado y metido en el “Picachu”. Subimos para la estación y llegamos al parking donde todavía hay poca gente, así que aprovecho y me acerco al stand de SAAB a por la acreditación de la avalancha. Me tiemblan hasta las encías. Por allí pululan Guti y Mó, los responsables de Sherpa Project y de todo este tinglao (y de ser cansinos en recordarme que participe, pero que conste que os quiero mucho) Y pensar que hace 2 semanas yo tenía entre mis planes estar este finde en un balneario con mi chico… ¡¡¡Guti, te mato!!!.
Poco a poco va llegando más gente; Miguel y Marian de Madrid, Kike de Vigo… y tropecientos más que nos vamos disfrazando de gladiadores romanos mientras ponemos a punto las máquinas para la ocasión.
Por la mañana vamos a hacer una bajada para reconocer el terreno así que pillamos el telesilla que nos lleva a la salida.


La bajadita se las trae, aunque acompañada por Miguel y por Kike se deja llevar. Vamos al tran-tran, disfrutando, comentando los pasos y haciendo alguna voltereta divertida (con qué par de torpes me he ido a juntar, jajaja, ya sabéis que lo digo en broma). Hay un par de repechos de echar los higadillos en el intento y ahí es donde espero que la Patriot dé un repaso a las bicis más tochas.
Al final… 600 y pico calorías gastadas en poco más de media hora ¡Y luego dicen que el descenso no cansa!
Comemos ligerito de buffet y por la tarde toca la bajada de clasificación para las dos mangas de mañana. Así que telesilla de nuevo y adelante, que la cosa se pone seria.
En la línea de salida esta vez formamos en parrilla, cada uno es su sitio. Guti va cantando la cuenta atrás mientras por mi cabeza va pasando de todo y mi corazón se va acelerando a mil por hora.
Diez… cinco… ¡AVALANCHA!
Y aquello se convierte en un rebaño de ñús perseguidos por una panda de leones hambrientos. Yo tengo muy claro que he venido a disfrutar de la experiencia así que intento apartarme para no entorpecer mucho a los pros. Conforme vamos bajando voy dejando atrás las primeras víctimas; pinchazos, reventones, cadenas rotas, caídos… ¡Esto es la guerra! Por delante oigo a Kike animándome así que suelto frenos, aprieto y pillo el furgón de cola. Empiezo a sentir el flow. Curva, piedras, gente haciendo fotos, mi chico que me grita dándome ánimos, más piedras, repecho… Kike y yo nos vamos turnando tirando el uno del otro. No tenemos mucha prisa ya que no nos van a cerrar el chiringuito, pero tampoco vamos cojos. Voy sufriendo en la subida, me sobra el peto, el casco me impide respirar, el corazón lo llevo loco perdido, los pulmones no dan más de sí… entramos en Manzaneda pueblo y ¡META!
Me enchufo tres powerades seguidos del tirón ¡Vaya sudada! Miguel ha bajado genial, está entre los 15 primeros. Kike y yo estamos sobre la posición 40 para mañana. Esto promete…
Para la cena decidimos tirar de chuletón al punto, que a más de 600 calorías por bajada lo tenemos más que merecido, jejeje.. Chupito de licor café y a la cama, que se me cierran los ojos.


Domingo 5.
Esta vez el despertador suena a las 8, hay que estar arriba más temprano que ayer. Por fin he podido dormir del tirón y eso se agradece. El cansancio y los nervios de ayer han dado sus frutos. Desayuno estilo marqués en la casa rural con tostadas, fruta, café recién hecho y música barroca de fondo y salimos disparados a Cabeza de Manzaneda.
Por allí la gente parece más tranquila que ayer, que no hay tanta prisa. Pillo a mis dos compis de ayer y subimos en el telesilla para prepararnos para la primera manga.
Si ayer me lo tomé con filosofía hoy me encuentro más killer. Voy a buscar mis límites. Esto de ser la única fémina tiene sus ventajas; mientras no rompa nada voy a acabar la primera de mi categoría. Aun así una tiene su orgullo, ¡voy a por todas! Llevo un subidón que flipo conmigo misma.

De nuevo veo a Guti, mala señal...
Diez… cinco… ¡ALAPLANCHA! ¿habré oído bien? ¿O sigo todavía con el chuletón en mente?
¡Y otra vez la manada de ñus a degüello! Un capullo de las filas de atrás me adelanta dándome un codazo que casi me desestabiliza. Aún así me recompongo y empiezo a darlo todo. Esta vez no llevo a Kike como referencia así que me tiro a tumba abierta. Durante el trayecto lo mismo de ayer pero más en vivo y en directo. Hay un par que tienen la delicadeza de tropezarse delante de mis narices, jojojo. Espectáculo asegurado. A ver si me voy a caer yo...
Voy dejando corredores con averías atrás. Los repechos los hago como si no hubiese un mañana, llega la bajada de piedras sueltas, curva cerrada... y Anita al suelo! Ya estaba aguantando mucho. Me levanto, me recompongo, me sacudo el polvo, monto de nuevo, voy a dar la primera pedalada y... ¡mierda, la cadena! La engrano como puedo, noto que llevo el cambio tocado pero pongo la bici a tope hasta abajo... ¡META!
Otros tres powerades para la niña, que llevo un sofocón muy gordo. Kike me ha sacado 2 minutos y Miguel ha bajado 2 puestos más en la clasificación así que estamos eufóricos.
Pillamos el autobús y subimos de nuevo a la estación para afrontar la última bajada del día.
Nos tomamos una cocacola con un donuts en la terracita al sol y descansamos un ratín. Así como ayer hubo ganas para hacer unas bajaditas entre manga y manga hoy estamos con menos energías.
Y me veo de nuevo en la salida. Guti a lo suyo...
Diez… cinco… ¡AVALANCHA!
Está claro, ni apartarme ni hostias. Esta es mi bajada. Empiezo a pedalear a fuego y... ¡MONTONERA! Delante mía se forma una polvareda impresionante. Un embrollo de bicis y personas por el suelo. Freno con todas mis fuerzas y no lo puedo evitar: me estampo con la rueda de delante. Levanto como puedo la bici por los aires, salgo de la maraña y empiezo a pedalear a tope. Localizo a Kike a escasos metros y voy a por él. Esta vez no te me escapas, bandido. Voy con los nervios a flor de piel, la adrenalina que me sale por las orejas, la sangre me hierve... Vamos, que llevo el subidón subidón! En los llanos echo en falta el tercer plato, me sobra energía (debo estar digiriendo todavía el chuletón de ayer).
En el repecho largo nos levanta las pegatinas Miguel. El pobre debió verse envuelto en la caída multitudinaria inicial. Una pena porque podía haber hecho un tiempazo. Ahí aprendí que esto es lo malo de las avalanchas; influye muchísimo la suerte, casi tanto como tu estado de forma y técnica.
Toca otra vez bajada; sé que voy más rápida que a la mañana, sé que tengo gente detrás y no quiero que me alcancen, sé que no puedo perder de vista a Kike y sé que tengo que ir con todo mi poderío (qué bonita me ha quedado la frase) para recuperar el tiempo de la caída. Y salto en vez de trialerar, empunto, da igual, recupero la estabilidad y sigo pedaleando hasta que me veo cruzando la meta.
Medio aturdida, alcanzo a ver ¿tortilla de patatas y empanada? Y a Kike, y a Miguel, y a José, y a Marian, y a Mó... ya no sé a quien dirigirme, le doy un beso a José y voy corriendo hacia Kike para darle un abrazo, reír como idiotas y agradecer mutuamente la compañía en esta aventura. Estoy emocionada, con la adrenalina por las nubes, sudando como una esponja. Escucho a José decir que he quedado la 39!!! De 70 que estábamos apuntados en las listas!!!
Ya sólo falta la entrega de premios... Ala, todo el pódium para mi solita. Disfruto de mi momentazo de gloria, mis nuevas gafas de sol (oigo a Mó diciéndome que me las ponga y yo soy muy obediente). Y saco a la payasa que hay en mí para las fotos.
Subimos de nuevo a la estación para despedirnos de todo el mundo. Besos, abrazos y otros 200 kilómetros en la cuenta del Picachu.
¿Nos vemos en la próxima?

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Probando, probando...



Estas son algunas fotos de este verano (Julio del 2010) por el Pirineo Aragonés. Urdiceto en bici y  Robiñera andando.

Inicio de un blog

El otro día estábamos reunidos Iogrea, Silvia, José y yo hablando de los blogs, sobre todo de los mas graciosos, esos que te saltan las lágrimas de la risa al leerlos. Se me ocurrió crear uno, no sé muy bien si para comenzar a contar mis historias sobre la bici o para tener a la derecha de la pantalla todos aquellos blogs de los amigos y conocidos a mano.

En fin, el tiempo y mis ganas de hacer cosillas dirán si este blog irá a buen puerto.

Un saludo, gente.